En el año de 1530, Fray Juan de Zumárraga sentó las bases para establecer el primer Convento de Monjas en la Nueva España, hoy ciudad de México, en cuyo interior fue instalada la bella capilla de la Inmaculada Concepción.

Las primeras monjas fueron las hijas de los conquistadores y de los nobles indígenas convertidos muy pronto al cristianismo.

Debido a la esmerada educación que recibían las novicias, con el tiempo llegaron a ser abadesas y maestras de otras novicias y de las niñas de clase acomodada.

Gracias a las aportaciones que recibía la Orden, las concepcionistas se multiplicaron y establecieron los conventos de Regina Coeli, La Encarnación, Santa Inés, San José de Gracia, Nuestra Señora de Balvanera, San Bernardo y el Real de Jesús María.

De sus hijas de la época virreinal provienen los retratos de monjas coronadas más exquisitos.