Paseando por las calles de San Ángel, un barrio mágico en el Sur de la Ciudad de México…
Tenanitla fue su nombre prehispánico y significaba “lugar amurallado”, pues estuvo protegido por el pedregal, barrera natural de roca volcánica producto de la erupción del volcán Xitle. Sus habitantes se dedicaban a las artesanías y al cultivo de los campos. La presencia de los frailes dominicos y carmelitas se refleja en dos excelentes conjuntos religiosos: San Jacinto y el Carmen.
Por sus características naturales y su bondadoso clima, San Ángel fue escogido en la segunda mitad del siglo XVIII por las familias adineradas de la capital, para edificar sus residencias de campo con el objeto de “cambiar de aires”. El primer conde de Revillagigedo solía frecuentar este lugar. En el siglo XIX San Ángel conservó su tranquilidad campirana y fue muy visitado. La marquesa Calderón de la Barca elogió este hermoso sitio y describió algunas de sus costumbres y tradiciones en su libro La vida en México.
A fines de dicha centuria se establecieron aquí varias fábricas (Loreto, La Alpina, La Hormiga) que incrementaron el número de pobladores, lo que provocó la necesidad de más vivienda, comercios y servicios. Entonces comenzó a transformar su fisonomía de pueblo para integrarse poco a poco a la mancha urbana. El siglo XX fue testigo de ese cambio y hacia 1955 se completó el trazo de la Avenida Insurgentes, separando las huertas del Carmen y del Templo de Chimalistac, y en 1952 el trazo de la Avenida Revolución dividió en dos partes a la población de San Ángel.
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So magical indeed. 👍
Thank you, Imelda 🙂
¡Realmente una foto mágica! 🙂
Muchas gracias, Manolo 🙂 Un abrazo